SONETO
BAJO UN CIELO DE BORDES REPRIMIDOS
Bajo un cielo de bordes reprimidos
asomé muy ocioso mis narices,
y grandes son aún las cicatrices
que los nervios me tienen compungidos.
Será que por andar desinhibidos
comer no comerán jamás perdices,
que cotizadas más por las actrices
con pasión las retienen en sus nidos.
Será que sin dinero y agotado
hoy en el laberinto de la duda
nunca paro de hablar con las paredes,
pues todas mis riquezas he agotado
por más que humildemente al banco acuda
y enredado amanezca yo en sus redes.
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