Lograr nunca quisiera
esa alegre marea de embeleso
con la cual tantas veces yo me expreso
al tapar mi tristeza servil y duradera.
Conseguir el afecto sin miedo ya pudiera
y del asunto resurgir ileso
sin cometer jamás ningún exceso
por salvar la cartera.
Y en la distancia sano mis heridas
cada noche entresueños, planchando la almohada,
sin aceptar el pago de aranceles,
huyendo como puedo de vanas bienvenidas,
de cualquier imprevista bofetada
que me hicieran perder en mis propios papeles
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