Si vieras cuánto sufro tus desvelos
por creerlos carentes de sentido,
porque nunca secretos han habido
que justifiquen hoy, mi amor, los celos.
Y negar no se pueden los desvelos
si el corazón lo siente resentido,
pero sin costes yo perdón te pido
si por mentir se me cayera el pelo.
Saber que eres feliz me satisface,
de veras te lo digo con el alma
que en estos casos luce transparente,
tanto que en parabienes se deshace
y dócil sopla como un mar en calma
agradecida, tierna y consecuente.-
|