SONETO
A quien madruga Dios le ayuda, dice
un refrán, a saber si interesado
por más que el madrugón no se matice
en que el trabajo quede terminado.
A saber si el obrero indemnizado
según los beneficios hoy lo fuera,
y a casa regresara entusiasmado
con su compensación en la cartera.
Que yendo de peón, la vida entera
se convierte al final en un infierno,
que a todo buen paisano desespera
porque al final le importe todo un cuerno.
Quien sabe si el currar para vivir
hoy conduce a los pobres a sufrir.
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