Hoy también yo me siento solidario,
tanto como si el aire que respiras
lo tomases del cielo que suspiras
y yo fuera el mejor beneficiario.
No sería, princesa, necesario
decir ninguna clase de mentiras,
creyendo bien que acaso no deliras
para ver que el amor fuera un calvario.
Si ni siquiera uniendo las riberas
del anchuroso mar que nos separa,
lograría olvidar que generoso
mi boca acariciaba tus ojeras,
siempre seguro de que a ti te amara
sin duda libre de cualquier acoso.
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