El poder no persigo, ni la gloria,
pero sí que me toque la fortuna
de no morir tirado en la laguna,
quien sabe si deforma aleatoria.
Porque vivir no quiero con euforia
si no dispongo de ilusión alguna,
que sano me devuelva hasta la cuna
sin sentirme al final como una escoria.
Tampoco quiero remover montañas
si acaso la fortuna se resiste
pasar de ven en cuando por mi puerta,
pues de sobra conozco yo sus mañas
para tratar de verme mal y triste
aunque resulte cosa poco cierta.-
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