Andando sin cartera ni derechos
muy pronto nos veremos, empresarios,
tal que fuéramos viejos dromedarios
viendo pasar al parecer los hechos.
Con la reforma duermen satisfechos
mientras guardan la guita en sus armarios
al contratar sin pausa a los becarios
los cuales romperán así sus pechos.
Como si la esperanza fuera el pan
de los pobres hurgando en la miseria
las sobras despreciadas por los ricos,
quienes de gula fácil morirán
porque puede que locos por la histeria
sus estómagos salten en añicos.
|