El amor nos transforma interiormente
tanto que a los demás lo compartimos,
cuando sin esperar lo recibimos
hasta nos pone locos totalmente.
No es algo que controle nuestra mente,
si no un bello milagro al que asistimos
y al que otorgamos los mejores mimos
que puedan endulzar cualquier ambiente.
Si a veces nos mostramos muy tacaños
a la hora de tirar de sus secretos,
será que nada bueno nos enseña
una cultura con pasión de apaños,
que libra a su manera los respetos
según los intereses de la peña.
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