La ilusión en añicos me salpica
haciéndome sentir tal vez indigno,
quien sabe si un demonio muy maligno
bien lejos del amor se ratifica.
Y es que la situación me mortifica,
aunque ante la evidencia me resigno
si delante de mí no veo signo
que me acaricie el alma si me pica.
Hoy no quiero vivir eternamente
presa fácil del cruel remordimiento
porque se me derrumben los valores,
pues muy poco deseo realmente
si en mi contra me sopla siempre el viento
el sufragar a medias los favores.-
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