Si la vida no fuera hoy un castigo
otro gallo tal vez nos cataría,
aunque escribiendo fácil seguiría
porque gozar del arte yo persigo.
Pues de mis penas siempre soy testigo,
trago que si pudiera evitaría,
cubriendo mi razón de fantasía
sin que nadie me toque aquí el ombligo.
Y aliviarlo pretendo a mi manera
con los medios que a mano yo dispongo
sabiendo que muy duro me resulta,
pues ni cruzando a pie la cordillera
a disparar cohetes ya me pongo
porque no sé que mal detrás se oculta.-
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