Si me obligaron a creer en Dios
al aplicarme bien la ley del palo,
hoy cualquier religión de raíz talo
porque al analizar también sus pros
y sus contras , a mí me da la tos
mientras con mucha angustia hoy señalo
a todo aquel que ofrece un gran regalo
y obtenida la gloria dice adiós.
Porque viendo la paz de cada instante,
el convertirme en ángel o demonio
me lleva a la inocencia de la infancia,
de cuando me llamaban maleante
sin que ningún juicioso testimonio
ante la ley dejara sus constancia.
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