Siempre empeñado en esconder afectos
mal está que se oculte hoy el mundo,
creo yo, que los hombres nunca lloran
que fuertes son si nada les afecta.
Porque igual los dolores y las lágrimas
ante el pueblo les muestra como débiles,
ante una sociedad que no permite
fácil supervivir a los inútiles.
Tanto que quienes pagan la factura
hoy día al desamparo del derroche
son los que menos tienen todavía,
porque siendo el sistema tan atroz
otra salida ya supone un lío
si medimos los cánones actuales.
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