SONETO CAUTIVO
Si respiro agitado
siguiendo los dictados de la mente,
difícil dormiré profundamente
y desde luego nunca, feliz y relajado.
Porque ya vivo, creo, como quien dice atado
al temido armazón de la pendiente,
donde sudo de forma permanente
mis pieles del pasado.
Y a mi experiencia pongo por testigo
de cuantos imprevistos vayan y me sucedan
a través de mis cándidos tropiezos,
puesto que ni siquiera el más apuesto amigo
sabrá de veras que los dioses puedan
amortiguar con creces mis templados esfuerzos.
|