A estas alturas yermas del camino
me pregunto si existe, por favor,
alguna relación sana de amor
jamás contaminada por su sino,
que no arruine de cuajo mi destino
haciéndome vivir con el temor
de caer en su fuego abrasador
sin haber disfrutado ni un colino.
Pues si en las relaciones amorosas
se mezclan los asuntos de negocio
mejor se acaben pronto los consejos,
antes de que se vuelvan tan odiosas
que ni siquiera la razón de un socio
podrá servir para limpiar sus rejos.
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