Porque la fama y el hacer fortuna
no me van a quitar jamás el sueño,
en la tarea pongo gran empeño
aunque no vengo de muy buena cuna.
Pues nunca será mi suerte oportuna
al dejarla tal vez sin otro dueño,
pues si tratase de fruncir el ceño
me vería colgado de la luna.
Bastante lejos quedarán los días
en que yacía esquiva la belleza,
bien fuera del alcance de la mano,
convirtiendo la gracia en alegrías
porque manipulando la riqueza
contaba con el plácet del tirano.
|