Apenas si recuerdo como amargo
mi corazón ni goza ya ni pena,
pues harto de arrastrarse por la arena
ya le cuesta salir de su letargo.
Pero al mostrarse débil sin embargo
de nuevo se entromete en la faena,
queriendo darle marcha a su verbena
aunque los costes corran de su cargo.
Hoy me pregunto a quien le corresponde
apostar tanto empeño en manejarme
según los mandamientos del encanto,
si pudiera saber donde se esconde
el amor propio al que no deba atarme
tal vez me ahorraría aqueste llanto.
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