Quien guarda los botines del saqueo
nunca reparte por igual la pasta
y quizás en sus juergas se lo gasta
mientras piensa en su próximo trofeo.
Pues no falto de fe, por lo que veo,
de nuevo ejercerá su acción nefasta
porque el vicio le viene ya de casta
viéndose muy a gusto en su meneo.
Justo ha de ser el dicho refranero
de quien robe a un ladrón a dios no ofenda
que cientos de años tenga de perdón,
evitando las ascuas del brasero
si al quemarnos de forma tan horrenda
hiciera que perdamos la razón.
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