Si semillas del diablo he cultivado
que el buen Dios de los cielos me perdone,
si acaso encuentra mente que razone
capaz de disculparme del tinglado.
Porque si ya me siento desgraciado
no podría dejar que me abandone,
ni que ningún prejuicio me presione
en el alma otro tipo de pecado.
Y a conciencia camino bien despierto
sintiéndome maldito con frecuencia
acusado de aguar algún jolgorio,
pero verdad será que no soy tuerto
al esquivar si puedo mi presencia
delante de tan sádico auditorio.
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