SONETO
MISERIA AJENA
Quien contemplando la miseria ajena
puede sentir placer en sus entrañas,
lástima me podría dar y pena
si escuchándose a base de patrañas,
a diario manos echa de la envidia
hasta revolver Roma con Santiago,
si víctima también de la desidia
al prójimo propina algún mal trago.
Quien sabe si la paz consigo mismo
a duras penas nunca se consigue,
y descartándose cualquier altruismo
jamás el mal talante se mitigue.
Pensar no logro yo que siendo austero
de pensar deje el hombre en el dinero.
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