ENÉADA
VENDIÉNDOME LA MOTO
Hoy vendiéndome la moto, sin fundamento ninguno
me largas un testamento, porque crees oportuno
que cumpla tus requisitos, sin chistar, uno por uno.
Pudiera ocurrir que víctima de tus más sanos prejuicios
todos tus pronunciamientos, puedan resultar ficticios,
si acaso se analizaran, justo desde sus inicios.
A pensar hoy yo me inclino, que si no damos la talla
fácil será que pasándote, conmigo aquí de la raya
tampoco a tirar te atrevas, al vacío la toalla.
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