El planeta se mueve a la deriva
tirando por los suelos sus ciudades,
causando sin cesar calamidades
que de forma violenta y agresiva
destruye la esperanza colectiva,
como si al despertar sus tempestades
poco o nada entienda de amistades
poniendo todo siempre boca arriba.
Quizás no exista causa ya ni efecto
contra los cuales obre la protesta
siendo como es profano el enemigo,
dejando los motivos por defecto
sin una explicación muy manifiesta
que se pueda llevar tal vez consigo.
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