Cuán inútil se vuelve la esperanza
acechando una vida diferente,
si deja toda la intención ausente
del sujeto que sufre desconfianza.
Si tan poco sabrá de adivinanza
el entendido más inteligente
sabiendo que la fe quizás presente
anula de raíz cualquier venganza.
Y tan triste se vuelve su deseo,
que privando el disfrute a toda costa
de las más esenciales voluntades,
sólo queda confiar en el sorteo
para alcanzar la más cercana posta
y conseguir vaciarse de ansiedades.
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