Nunca me atrevería a pelear
ningún tipo de impulso a la primera,
por más que me demuestres tu quimera
y pronto yo tuviera que callar.
Pues no voy a enterrarme y censurar
los bordes sin color de mi bandera,
cómo sería el fuego sin barrera
que le exigiese al alma idolatrar.
Porque nunca has dejado de poner
tu entrañable latido en mi recuerdo,
todavía te siento entre dormido
y despierto, pues nada he de temer,
siempre que me mantenga solo y cuerdo
y no me trague, amor, ningún olvido.
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