Dentro de la desgracia, afortunado,
al cobrar la pensión me considero,
porque para vivir tengo dinero
y retozar aún puedo en el prado.
De disfrutar presumo yo encantado
si haber a cuestas voy por mi sendero,
y las montañas subo con esmero
aunque al final termine muy cansado.
Afortunado al respirar tranquilo
aire puro en la sierra que es de todos
aunque lejos esté por Grazalema,
y pudiera pasar de todo un quilo
si logrando olvidar los acomodos
no me afectara ya ningún problema.-
|