NO QUIERO ARRODILLARME ANTE EL VERDUGO
No quiero arrodillarme ante el verdugo
si fuerzas en el cuerpo aún me quedan,
porque aceptar no acepto nunca un yugo
bajo el cual los principios se me enredan.
Será que los prejuicios hoy sin cura
sus planes elaboran y trabajan,
porque así lo establece la cultura
en cuyo beneficio todo encaja.
Pues rebelde sin causa siempre he sido
y a Dios las gracias doy que bien me siento,
porque crecer también me ha permitido
y de muy pocas cosas me arrepiento.
Será posible que las canas crecen
y los rumores de razón carecen.-
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