SONETO.-
Nunca me paro a contemplar mi ombligo
si la necesidad no lo requiere,
porque ninguna meta yo persigo,
creo, que de verdad me desespere.
Porque en mi mente bulle el pensamiento
cuando surge de buenas a primeras,
y aunque me deje a veces sin aliento
agradecido le estaré de veras.
Y tan de veras, que jamás exijo
al prójimo que escuche mis marrones,
porque tampoco condiciones fijo
si me tocara recibir lecciones.
Será que no permito que mañana
nadie me escarde de favor la lana.
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