Y se llenó mi mente de sospechas,
cuando muchos maestros me engañaron
y a veces sin piedad me castigaron,
hasta dejar mis napias bien maltrechas.
Nunca podré olvidar aquellas fechas
que singulares huellas me dejaron,
que incluso a los infiernos me llevaron
pasando por las vías más estrechas.
Será también que el miedo imaginario
hace que se malogre cualquier sueño
que ya en la infancia fuera reprimido,
tanto que recorrer a pelo mi calvario
trabajo cuesta si no pongo empeño
en sentirme por Dios desprotegido.
|