Pero por desear lo que persigo
no creo deba ser defenestrado,
ni tampoco imagino castigado
que la pena la arrastro ya conmigo.
Pues si a la suerte alguna vez maldigo
no debiera dormir muy relajado
por dármelas de lúcido enterado
mientras mire con vértigo mi ombligo.
Porque fuera la euforia relativa,
de reojos me miro en el espejo
por impedir que el corazón se entere,
de cual podría ser mi tentativa
en absoluto su mejor reflejo
de todo lo que el ánimo respire.
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