Yo nunca me conozco lo bastante
como ocurre a la tez en su reflejo,
cuando vuelta de espaldas a su espejo
a todo el mundo da su peor cante.
Porque mirando al frente, dios mediante,
a casi nadie gusta un buen consejo,
sobretodo de parte de un pendejo
a quien la policía eche el guante.
De prudente a menudo yo me paso
persiguiendo evitar malentendidos
con cantidad de gente pretenciosa,
cosa que incluso no vendría al caso
si quienes hoy se ahorran los cumplidos
su propia imagen vieran tan borrosa.
|