Que los capos se vayan bajo un puente
para que gocen sin pudor del frío
y de los malestares del estío
por culpa de un bandido delincuente.
Y tengámoslo siempre muy presente,
que si nos atropella un mentirosos
hoy disfrazado con la piel del oso,
sin corazón nos clavará su diente.
Peor resulta que el gobierno apoye
estas prácticas pseudo fraudulentas,
mientras en la impotencia el afectado
del juez su veredicto quizás oye
viendo que comisiones suculentas
se lleva sin pudor el condenado.
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