Soneto.-
Si es que hasta el cielo quiere lastimarme,
al decir que el amor como el rencor
ni crean ni destruyen a su autor,
aunque fácil pudieron arruinarme.
Quizás debiera estar loco de atarme
transformando el coraje en pundonor,
al ver como transformo mi vigor
y muestro un gran esfuerzo en adaptarme.
Pero hace tanto lustros que a mis ojos
no aparece una lágrima sentida
ni a mi piel llega algún recuerdo claro,
que de volverse extraños los antojos
favorecieron toda despedida
y el desamor mostró su gran descaro.
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