SONETO.-
Los prejuicios destrozan mi guarida
y quitarlos de en medio ya no puedo,
porque entre tanto callejón me enredo
hasta amargarme, sí señor, la vida.
Que ser no quiero un pertinaz suicida
al que señalen siempre con el dedo,
aunque importarles les importe un bledo
si a caso me buscase una salida.
Que la mente nos llenan hoy de ideas
y en dogmas se transforman de repente
pasados unos días en clausura,
donde las cosas ya se pintan feas,
sobre todo si hablando del presente
en la cara nos dan con la cultura.-
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