SONETO
Para los gobernantes somos cromos,
a saber, si no votos canjeables,
llegando incluso a ser indeseables
sin cuestionar los cuándos y los cómos.
Y sumisos y mudos ya lo somos
si les dejamos manejar los cables,
hasta dejar sus huellas imborrables
donde el sufrir someta nuestros lomos.
Igual, si no se corta por lo sano,
hachazos nos darán en el trasero
sin que ningún atisbo de conciencia
les lleve a levantar algo la mano
del nidal donde ocultan con esmero
el tremendo terror de la apariencia.
Luis Pérez.
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