SONETO
Sin piedad nos machaca la derecha
poniendo en liza siempre sus maldades,
segura en plenitud de facultades
si en cada esquina fácil nos acecha.
Capaz sería de encender la mecha
regando cada hogar de enfermedades,
de ciclones la mar y tempestades
con tal de acicalarse satisfecha.
A la tumba se va sonriente el pobre,
sin razonar tal vez inconsecuente,
la maldición que se le viene encima,
ocultando sus sueños en el sobre
sin ninguna ilusión, mirando al frente
porque ningún patrono más le oprima.
|