Ojo, la corrupción se legaliza
según parece, diablos, en Valencia,
dejando este país en la impotencia
y a quien con la cordura simpatiza.
El despilfarro poco se analiza
viendo como el juez pacta a conveniencia
del político afín su negligencia
sin ver qué fechorías realiza.
Porque de nada vale aquí un jurado
si ante declaraciones tan patentes
el sentido común siquiera basta,
quién sabe si no fue manipulado
para ignorar que pruebas concluyentes
fueran a terminar en la canasta.
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