SONETO.-
La risa de los listos no despierta
en los pueblos mayores simpatías,
porque maestros son en ironías
y ninguna verdad la dan por cierta.
Quizás porque la gracia ofrecen muerta,
oculta tras las falsas teorías,
al fin y al cabo, todas vacías,
que medio mundo vive ya en alerta.
Así el tímido va despabilando
harto de que se rían en su cara
como si de verdad fuera un objeto,
pero gracias a Dios, va despertando,
porque sin pegas la razón le ampara
y por ley merece más respeto.
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