Antes, recuerdo, soñaba
más de día que de noche,
tanto como imaginaba
esquivar cualquier reproche.
Antes, recuerdo, soñaba
con los peces de colores,
porque cuando dormitaba
percibía sus primores.
Y disfrutaba también
más de día que de noche,
temiendo que un perenquén
sobre mi piel se sancoche.
Pues la vida me angustiaba
al no disponer de un duro,,
tanto como imaginaba
el más terrible futuro.
Y así nació mi manía
de no entregarme al derroche,
puesto que yo prefería
esquivar cualquier reproche.
|