SONETO.-
De la ilusión al sueño compartido
se mueve mi cerebro cada día,
siempre que al despertar con alegría
cuente con el afecto de su nido.
Pues suceder pudiera que aburrido
de mi mente fallara la armonía,
cayendo sin remedio en la apatía
que al infierno me lleve deprimido.
Que muy dueño no soy de mi existencia
porque así me educaron realmente
quienes controlaban el cotarro,
y demostrado queda por la ciencia
que quien consiga hacer pensar su mente
luchará a muerte por salir del barro.-
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