Soneto.-
Todo esfuerzo resulta una quimera
en vista del tremendo disparate
que los gobiernos locos de remate
confundan el color de su bandera.
Como peleles cruzan la frontera
que haya entre la honradez y su debate,
¿quién no lo haría a bordo de un buen yate
a su gusto atracado en la ribera?.
Y puestos a pulir la democracia
muy cautos todos piden siempre el voto
mandando las promesas al garete,
eso sí, con bastante diplomacia
para que no circule el alboroto
que afearles pudiera algún banquete.
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