SONETO.-
Se dirigen los pies muy a menudo
donde les recomienda el corazón,
siempre que saturados de pasión
al mismo Dios le nieguen el saludo.
Por eso muchas veces yo desnudo
alterarme me altero mogollón,
si al estar convencido del tirón
a la altura me quedo del felpudo.
Quien sabe si faltándonos la estima
hoy cometemos multitud de errores
atados por creencias religiosas,
al ver que si el desastre se aproxima
por querer escapar de los horrores
el mundo hemos de ver color de rosas.-
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