Desgraciada la vida,
que se entregó a la muerte,
por amor.
Afortunado el tiempo,
que antes de morir vivió,
dentro de un sueño perdido,
hasta que despertó.
¡Silencio! que quiere soñar,
no la despiertes,
que su imagen si se despierta,
se desvanece.
¡Por favor! no la despiertes,
que su existencia es un sueño,
entre la vida y la muerte.
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