Cuando pierdo el sentido,
caigo en ti, caigo en unos
ojos que se callaron un día
de diciembre, caigo y pierdo
la voz de mis ideas, aquellas
que eran fantásticas realidades
del vivir.
Cuando pierdo el sentido,
caigo en tu alma, caigo en
el aroma anhelado por ángeles
negros, en aquellos que me
miraban partidos en mil, partido
y con un día menos de existencia.
Cuando pierdo el sentido,
caigo en la caja de cartón
que abres en tu corazón, esa
caja que guarda olvidos y cosas
malas, maldades como mi ser que
te trato de amar sin sentido.
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