Que bonito es mi nieto ¡que semblante!
Que bonito sus ojos, su boca, su perfil.
Que bella su sonrisa en sueños fascinantes,
aunque no sepa nunca que lo observo feliz.
Aunque ignore del todo que lo hube esperado
como esperé a mis hijos colmada de ilusión.
Su lugar en mi alma estuvo reservado
en cojines de seda recubiertos de amor.
Que bonito es mi nieto entre mil niños bellos
pudiera distinguirlo aun sin cumplir el mes.
Cuando me mira me irradian los destellos
de un divino angelito ¡mi adorado Gabriel!
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