Era un cuartito hermoso y pequeñito.
No habían ventanales soñadores.
No podíamos ver los pajaritos,
ni olorosos jardines con mil flores.
Era un cuartito hermoso y allí juntos,
disfrutábamos tanto de la vida,
que en muchas ocasiones era injusto,
dejar de amarnos, para probar comida.
Era un cuartito hermoso, pero un día,
lo azotara ten fuerte un vendaval,
que cerramos su puerta y la alegría,
se ahuyentó para siempre del lugar.
Han pasado los años y aunque vivo,
en una hermosa casa, yo te juro.
Jamás fui tan feliz como contigo,
en el cuartito aquel, bello y obscuro.
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