Con la llegada de los años crueles
habré de comenzar a convivir
con mis limitaciones más infieles,
pues no en vano tendría que admitir
que el tránsito del tiempo por mis pieles
no es tesoro que tenga que eludir
si quiero conservar secretas mieles
antes de corroer mi porvenir.
No quiero que se piense ni de bromas
que necesito mucho amor y afecto,
mostrando aires de falsa vanidad,
cuando no paro de buscar idiomas
sin importarme usar cualquier dialecto
que satisfaga al fin mi voluntad.
|