Conformando momentos silenciosos
a la puerta del goce me despierto,
y por narices que parece cierto
que siempre me resultan deliciosos.
No sé si por virtud o por odiosos
pronto de encima yo me quito el muerto,
aunque después me pudra en el desierto
donde también se mueren los famosos.
Porque a la soledad no temo nunca
siempre que con fortuna me acompaña
estando siempre creo en paz conmigo,
aunque a veces la fiesta se me trunca
dándome en la narices buena caña
hasta encontrar la ayuda de un amigo.
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