Cada minuto aciago de mi vida
lo pago con fatiga y estrecheces,
porque bastantes son tal vez las veces
que un esfuerzo titánico me pida.
Y pensar no quisiera estupideces
porque no encuentre ya mejor salida,
que angustiado iniciar solo la huida
como en la mar emprenden hoy los peces.
Porque hacia las fronteras de lo ajeno
en el último extremo yo recurro
si la necesidad va y me lo exige,
pues caminar procuro bien sereno
aunque pecar pudiera yo de burro
que hacia el matadero se dirige.-
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