Soneto.-
Vivimos gobernados por ladrones,
¡Dios!, a lo largo y ancho del planeta,
porque soltar no sueltan hoy la teta
al creerse elegidos faraones.
Quien sabe si al pisarnos los talones,
a golpes nos imponen su receta
sin corazón por alcanzar la meta,
como a menudo pactan los bribones.
Si el sistema de estúpido me acusa
será porque no apoyo sus zarpazos
y en la calle les grito lo que siento,
mientras del respetable igual abusa
al disparar al prójimo balazos
aunque manchen de sangre el pavimento.
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