Dejaré, del diario, una flor bajo tu almohada,
para que al anochecer, descubras su aroma.
Cuidaré siempre que sea distinta a la antes depositada,
para que la luzcas en tu pelo, cual corona.
Dejaré, del diario, una flor bajo tu almohada,
para que una a una, las conserves para tí.
Cuidaré que sean finas, como joyas de las más preciadas,
como perlas, diamantes, zafiros o rubíes.
Dejaré, pues, del diario una flor fresca y lozana,
como signo de mi amor renovado por tí;
la encontrarás puntualmente debajo de tu almohada
y los poemas que te dedique, aparecerán aquí.
|