En este mi amor a solas,
partiendo el silencio en rebanadas,
recito en la penumbra
el olvidado poema en que te nombro.
De tu recuerdo brota
la estela fluorecente de una lágrima
y en el silencio,
de un suspiro, dejo bogar mi calma.
Te oigo ahora entiendo.
Mis ojos te descifran
en los traslúcidos cristales de los sueños.
Algo de ti
ha quedado en mí por siempre.
- ya no hay soledad,
se ha perdido entre sombras-
|